VIVIR EN EL ERROR
Hace varias décadas que José Agustín Ramírez Gómez, escritor mexicano y representante de la corriente literaria “de onda”, mejor conocido como José Agustín, escribió una de las más crudas obras literarias que narraba la realidad política y social de la dictadura perfecta, del régimen priísta que saqueó a nuestro país por casi 100 años generando uno de los países con los trabajadores más explotados y con menos ingresos de Latinoamérica, llevándonos a ser los campeones de la neoesclavitud de la OCDE, pero con los políticos y empresarios más ricos, no solo de la OCDE, del mundo.
Esa obra literaria a la que hago alusión se denomina “Tragicomedia Mexicana” a la que le siguieron los volúmenes 2 y 3. De las que sin duda, me quedo con el sarcasmo de rimas en prosa del primer libro de la serie escrito en el año 1990, lo que le representó el Premio Nacional de Literatura “Juan Ruiz Alarcón” 1993, entre muchos otros premios literarios nacionales e internacionales.
En dicha obra literaria, que bien pudo ser ilustrada por otro grande como Eduardo del Río, el #Rius, nos relató una escena en la que Cesar Garizurieta, un funcionario de la secretaría de gobernación a quien apodaban “El tlacuache”, exponía su enorme capacidad camaleónica para transitar y trascender sexenio a sexenio, presidente a presidente, secretario a secretario, sin ser movido de su cargo de burócrata adulador, en el que se desenvolvía como el mejor.
Dicho personaje, que representaba a miles de burócratas del entonces priísmo nacional, es a quien se le adjudicó en esa obra literaria la dilapidaría frase “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. Dado que el régimen mencionado ademas de asesinar jóvenes y cualquier tipo de opositor, instituyó la adulación como deporte nacional de cualquier aspirante a miembro del partidazo, como decía #Rius.
Hoy en día, los papeles se han invertido y aquellos personajes identificados con Gómez Morín que en los tiempos del priísmo de José Agustín, eran a opositores férreos desde el sector empresarial a estas prácticas de vivencia presupuestal, se han transformado repentinamente en algunas entidades en los tlacuaches del presente.
Es fácil ubicar a personajes investidos de un halo protector de empresarios del sector turístico que han pasado ya cerca de 30 años de forma camaleónica en representaciones de ese sector, siendo comparsas de los peores gobernantes de este estado, algunos hoy presos, con quienes se dieron la gran vida en viajes por todo el mundo viviendo cómodamente del presupuesto para la promoción turística, igual que hoy, en un claro ejemplo de que los tlacuaches modernos no se extinguieron, sino que siguiendo la reglas de la materia, solo se transformaron. Apostar por otro negocio es vivir en el error.
Hugo Alday Nieto.
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